Derecho a la Paz y sus vinculaciones con el ambiente y el paisaje protegido
El sable de San Martín en el puerto de La Plata
El Submarino del ingeniero Ricaldoni
La historia de la Basílica del Sagrado Corazón
Breve historia de la gaseosa en Argentina
Dr. Vicente Climent, un maestro de la pediatría
“El tesoro arquitectónico platense”
Roberto G. Abrodos
Quienes tienen genuina y ya añeja preocupación por el destino del patrimonio platense han recibido con franco alivio la normativa impuesta por la municipalidad en su momento, que dispone proteger los edificios patrimonialmente valiosos.
El lapso que transcurrió entre los tiempos fundacionales y el reconocimiento que incluyó formalmente los inmuebles al patrimonio arquitectónico de La Plata convirtió los testimonios de una riqueza urbanística, arquitectónica y cultural, en los escombros de una historia por demás desaprensiva.
La entrada al Bosque, que se levantó en la avenida 1 entre 51 y 53 hasta 1915, o el Tribunal de Cuentas y el ministerio de Gobierno (ubicados en la manzana del actual ministerio de Obras Públicas hasta 1963), son sólo algunos de los rastros fundacionales que la ciudad perdió.
Las demoliciones que a lo largo del tiempo fueron devastando la memoria arquitectónica de la ciudad, encontraron un límite en el reconocimiento que hizo el Municipio con muy buen criterio, con el propósito de ampliar los cuidados de casas particulares que hasta ese momento estaban expuestos a perderse. Así, se seleccionaron una cantidad importante de inmuebles que, por su valor arquitectónico, ya no podrán ser demolidas ni modificadas sin el consentimiento de la Comuna.
Una cantidad importante de construcciones, entre fundacionales y otras más modernas, que le imprimen un trazo de encanto y calidad a las calles platenses, son el tesoro que la ciudad aún conserva para las generaciones presentes y futuras. Viviendas neocoloniales, eclécticas, racionalistas, afrancesadas, de estilo italianizante, y varios edificios públicos que marcan estilo, son las postales más fieles del pasado y el futuro de la capital de la Provincia.
Se conservan y en muchos casos, por el esfuerzo y el cariño que le han puesto distintas generaciones de familias muy arraigadas a la ciudad en perfecto estado como auténticas postales de una incalculable riqueza arquitectónica. Algunas de ellas son la vivienda unifamiliar de 14 y diagonal 73, de tipo Petit Hotel (estilo afrancesado), el Banco Río , ubicado en 8 y 50 (estilo ecléctico), la casa de renta con comercio de 7 y 51 (estilo neocolonial).
Pero la lista no termina, una propiedad de la calle 54 entre 2 y 3; la vivienda de 3 entre 50 y 51, construida en 1929, período en el que se estaba consolidando el centro de la ciudad. También fue declarada patrimonio arquitectónico la torre multifamiliar de 7 y 51, donde actualmente funcionan oficinas.
Así, en un paseo virtual hacia el pasado de la ciudad, se pueden observar construcciones tales como la torre de la vieja casa Boo , en 12 y 58, o el edificio ubicado en la esquina de 2 y 45, que habría sido construido por el ingeniero Julio Barrios , el mismo que proyectó el Hotel Hermitage de Mar del Plata; también el palacio ubicado en la diagonal 80 entre 2 y 3; y el edificio de la diagonal 80 a la altura del Nº 1016, con ambientes luminosos, techos altos y un ascensor de la época que aún funciona en perfecto estado.
El inventario de los que aún están también abarca obras como La Curutchet , la única casa de Le Corbusier en toda Latinoamérica, que está ubicada en el boulevard 53, frente a la Plaza Rivadavia ; la casa del Doctor Balbín , en 49 entre 11 y 12; el edificio de donde hoy se encuentra Radio Provincia , en 11 y 53; la casa de la avenida 53, donde ésta empieza a convertirse en boulevard, que en la década del treinta fue considerada como una de las más modernas de la ciudad y medio siglo después sigue habitada por la misma familia que la construyó; el taller de los Minoli en 56 entre 1 y 2; el Paulista , de 7 y 51, bautizado así por un bar que ocupaba el local de su planta baja, que hoy tiene otro nombre y la casa de 43 entre 5 diagonal 74, construida por un español que quería que su propiedad reflejara las costumbres de la nobleza de su país.
También engrosan la lista arquitectónica, el palacio en 5 y 46, construido por un empresario de la música; la casa de 12 y 55, de formas geométricas propio del Art Decó ; también la casa de 4 y 50, que es un ejemplo de la corriente neocolonial que que empezaba a gestarse a mediados de la década del diez; el caserón de la diagonal 79 entre 5 y 56, construido apenas diez años después de la fundación de nuestra ciudad; la casa sólida y señorial que hace más de medio siglo se levanta en 4 entre 58 y 59; el edificio de 7 y 55, construido en 1910 y la casa de 55 entre 14 y la diagonal 74, fiel reflejo del arribo de las tendencias modernas a la ciudad.
Es necesario no perder de vista la casilla donde Benoit realizó el trazado de la ciudad que se encuentra en la parte cerrada del parque Saavedra, antes de que la sigan agrediendo y se pierda para siempre como ocurrió con el chalet de madera que estaba a pocos metros que fue devorado por el fuego hace unos años.
Buscando una respuesta al triste fenómeno que a lo largo de un siglo fue devastando el pasado arquitectónico de nuestra ciudad, las miradas de los platenses apuntan a la desaprensiva piqueta de la demolición por un lado, y al paulatino abandono de propios y extraños por el otro.
Pero al margen de especulaciones y culpables, lo cierto es que La Plata fue viendo cómo desaparecían viejas y nobles construcciones de los tiempos fundacionales, que ahora sólo descansan en el recuerdo de unos pocos platenses memoriosos y en viejas fotografías que se conservan.
Es que la memoria requiere testimonios y los que quedan es necesario cuidarlos y agudizar el ingenio de manera tal que puedan congeniarse sin inconvenientes con el legítimo derecho de propiedad y la no menos justificada inquietud colectiva de que nuestra ciudad enaltezca su tan valioso pasado.
“Breve historia de la gaseosa en Argentina”
La gaseosa o bebida sin alcohol fueron muy populares en la década del 20 tenían mejor sabor que las sodas (o aguas carbonatadas), aunque en esa época no tenían el sabor de las de hoy, ya que se utilizaban para solucionar problemas estomacales reumatismo, infección de piel, etc.
El agua carbonatada era agua mineral con gas carbónico (dióxido carbónico) y fue descubierta por el químico Joseph Priesley allá por 1767 a los 34 años de edad en Inglaterra, pero recién en 1830 fue utilizada en gran estado en gran escala en los Estados Unidos cuando el Sr. John Mattews (un inmigrante inglés), abrió su negocio en Nueva York.
Al principio fueron envasadas en recipiente de cerámica o vasijas de gres hasta que a mediados del siglo XIX apareció un recipiente de vidrio denominada ”botella de vidrio soplado” y es el que con actualizaciones obvias en su fabricación, se utilizan hoy en día.
Las primeras botellas de gaseosa que aparecieron en nuestras pulperías fueron importadas de Inglaterra y Estados Unidos por lo que eran para taparlas con un corcho tipo bolita y fondo redondo las que provenían de Europa y tipo Hutchinson (las menos) y en las Hamilton (tipo huevo) las que provenían de los Estados Unidos.
Estas botellas a que hoy son tan coleccionables en el mundo, eran fabricadas en el país de origen para un determinado importador en la Argentina, por lo que muchas veces tenían escrito su nombre en la base o el lateral de la botella para poder reclamar la luego de ser vaciadas.
Las primeras botellas fueron fabricadas de a una, por medio de vidrio fundido y un fino tubo por medio del cual se soplaba la masa de vidrio líquido y se le iba dando forma luego se les extraía el tubo y se le pegaba por detrás a los efectos de pegarle el pico con una tira de vidrio, luego se le retiraba ese tubo dejando una cicatriz de su base de la cual se tiene mucha información para determinar su fecha de fabricación, procedencia, etc.
Luego en 1895 aproximadamente aparecen las primeras máquinas semi automáticas con las cuales se logró hacer mayor cantidad y con mejor calidad de terminación cómo podemos apreciar en las fotos de mismo mejores botellas.
Estas botellas se tapaban con un corcho que en algunos casos se aseguraba con un alambre o con un resorte común el caso de los cierres inventados por Putnam en 1859 a los efectos de contener en forma adecuada las aguas gaseosas.
Otro tipo de botellas de envasado eran las Tipo Huevo o Torpedo que fueron inventados por William Hutchinson en 1810 en Dublín pero que no fueron masivamente utilizados en nuestro país hasta 1840. Estas tenían la ventaja que por tener esa forma de huevo no se podían parar en forma vertical, forzando al líquido permanecer siempre en contacto con el corcho haciendo que éste se hinche y no permita el ingreso de aire o pérdida de líquido. Luego en 1870 se patento la tipo Huevo con base plana que se podía utilizar en forma vertical u horizontal.
Un tipo de botella muy utilizada en los Estados Unidos a fines del siglo XIX fue la llamada Hutchinson que fue inventada por William Hutchinson en 1879, aunque no fue muy utilizada en nuestro país. Era una botella cilíndrica con cuello corto y pico redondo que poseía un tapón o cierre compuesto por marco de goma y un alambre que cerraba por presión del agua carbonatada o gaseosa contra la base inferior del pico. Este cierre fue usado hasta 1915 ya que fue prohibido en Estados Unidos por ser insalubre (era difícil de higienizar).
Este fue el primer envase utilizado por John Pemberton para comercializar su famoso jarabe denominado posteriormente Coca-Cola en los años 80 para combatir dolores de cabeza y estomacales.
Un envase que fue muy utilizado en Argentina, fue inventado por Hirám Cood, en Inglaterra en 1872 llamado botella Bolita en nuestro país por tener una dentro de su pico. Esta sellaba con un aro de goma que poseía la parte inferior del pico que a su vez tenía una traba en el vidrio para el descanso de la bolita al momento de servir la bebida sin alcohol. Las hubo de diversos colores (verde claro y oscuro, trasparentes y marrones y con diversos nombres escritos en relieve de importadores o fabricantes locales (en su base o sus laterales).
Estos hermosos envases fueron prohibidos a quien la Argentina en la década del 30 por ser antihigiénicos, por lo que se recompensaba con $1 de la época por cada una de las bolitas que se entregaban al estado nacional con el fin de que se rompieran las botellas y no pudiera ser reutilizadas.
Actualmente hay una fábrica en Japón que aun las comercializa para envases para envasar gaseosas y otras en Estados Unidos que hace réplicas de las antiguas botellas inglesas.
Finalmente llegan a las botellas denominadas pico largo que comenzó fabricar la cristalería argentina allá por 1889 en la localidad de Berazategui Buenos Aires y la cristalería Papini en 1900 aproximadamente.
Luego hubo otras como Fides, Moya, Vallejos y Herrera, etc. de las que se desconoce fecha cierta de comienzo de fabricación. Estas se comenzaron a elaborar con la máquina semiautomática de Boucher en el año 1905 recién en 1920 se comienzan a utilizar las máquinas automáticas con grabados en relieve. Si bien hubo otras fábricas de menor importancia, la mayoría fueron realizadas por Rigolleau y Nueva Cristalería Papini. Hoy en nuestro país y en el mundo hay muchos coleccionista se botellas antiguas de diversos tipos (cerveza, leche, remedios, perfumes, vino, gaseosas, etc.) Por lo que mi idea es aportar algo para información de otros coleccionistas que junten o comiencen a juntar botellas.
Sergio Martínez Pintos
En verdad las imágenes son más que elocuentes, Sergio es un apasionado por el vidrio y por las botellas antiguas y raras y todo a lo que a ellas concierne su colección esta prolijamente ordenada, al mejor modo de los museos, tiene un libro de visita, donde los que lo visitan dejan sus impresiones.
Hay que decir también que el coleccionista recibe cualquier donación de botellas o elementos de vidrio, también cajones para embases o el dato donde se pudieran estas hallar. Cualquier información es bienvenida y si alguien tiene algún familiar con fotos de fabricas o embotelladoras son bien recibidar por Sergio.
Para comunicarse con el coleccionista hay que hacerlo escribiendo a smpintos@yahoo.com
“La historia de la Basílica del Sagrado Corazón”
por Claudia Alejandra Giglio
La historia comienza comienza muy cerca de la fundación de la ciudad, en 1885, cuando el párroco de la Iglesia San Ponciano invitó a los salesianos de Buenos Aires, misioneros de la congregación salesiana, que nació en el norte de Italia y fue fundada por Juan Bosco (*), hoy san Juan Bosco, a crear un Colegio de Artes y Oficios.
Una vez en La Plata, Juan Cagliero, vicario de don Bosco en Argentina, y los padres Fagnano y Riccardi, fueron recibidos por el párroco de la iglesia San Ponciano que ya había quedado chica para las necesidades de la joven ciudad, y por el gobernador D´Amico y otros funcionarios del gobierno provincial, quienes les propusieron hacerse cargo de una capilla de madera que estaba sobre calle 9 y 57 y que comenzaran a crear un Colegio de Artes y Oficios como el que ya tenía la congregación en el barrio de Almagro.
En 1886 ya daban clases en la capilla de madera que hacía de aula y el terreno que actualmente ocupa se les dio con la condición de que levantaran el Colegio. Con los años los salesianos compraron el terreno y fueron construyendo colegio y templo casi en simultáneo.
El templo tuvo su piedra fundacional el 10 de julio de 1898 y se inauguró en obra en 1902. Luego siguió creciendo por etapas con la ayuda económica de feligreses y cooperadores salesianos quienes fueron dotando al Templo de ornamentos de notable belleza y gran valor artístico entre los que se cuentan los frescos y pinturas que decoran las tres naves y el altar, el conjunto vitralístico, el órgano, la torre campanario del año 1913, la colección de reliquias, los altares laterales y el salón Teatro don Bosco de 1915 y reinaugurado en 2017 con una puesta en valor integral respetando lo heredado.
En el interior se puede apreciar, en toda la ornamentación, la mano de notables artistas argentinos y extranjeros, que han dejado su impronta no sólo en este templo sino también en la ciudad Buenos Aires y varias provincias del país. Todos con una biografía que deja claro el por qué de sus talentos ya que todos han sido alumnos de notables artistas, dejaron obras que hoy son destacadas como Patrimonio Cultural y están preservadas.
Desde septiembre de 2017 se hacen regularmente Visitas Guiadas, cada primer sábado de mes donde se cuenta toda la Historia y el contexto de la llegada de los salesianos a La Plata; se describe la Arquitectura típica del norte de Italia, se aprecian los detalles artísticos y se recorre varios recintos del Templo, finalizando en el Teatro donde se exhibe la antigua máquina de proyección de cintas cinematográficas ya que este Teatro fue también cine de uso público y al igual que en esas épocas, hoy la ciudad recuperó una Sala histórica para el Teatro Independiente de la ciudad, siempre tan variado y valioso.
La Visita Guiada es también un homenaje a los obreros italianos que tanto hicieron por esta ciudad y por lo cual el Senado distinguió a la ciudad como Capital del inmigrante italiano en 2017.
Actualmente, y desde hace 3 años, el Templo está siendo puesto en valor por etapas para preservar el Patrimonio heredado para que todos puedan disfrutar de su Arte.
Próxima está la puesta en valor de la Torre Campanario, cuyo plano y diseño corresponde al distinguido arquitecto y padre salesiano don Ernesto Vespignani. La torre cuenta con una historia muy colorida y digna de conocerse. Torre que fue durante muchos años el punto más alto de la ciudad, con su cruz de hierro iluminada con simples bombillas de luz, que como narra una crónica de época “era el último punto de la ciudad que el sol del ocaso besaba al irse”.
(*)don Bosco: sacerdote Italiano (Castelnuovo D Ásti, Turín 1815 – Turín 1888), creó el llamado “método preventivo” para sacar a chicos vulnerables de la calle. Creó los Oratorios Festivos donde además de enseñarles catecismo, les daba comida con la ayuda de su madre y les enseñaba a leer y escribir y los orientaba en oficios como sastrería, carpintería, zapatería, entre otros, con los que defenderse en la vida. Muchos de sus chicos continuaron cerca de él como sacerdotes y más tarde serían los primeros misioneros en llegar a la Argentina, segunda Patria salesiana en el mundo.
Claudia Alejandra Giglio
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El sable de San Martín en el puerto de La Plata
En su testamento, San Martín lo había expresado en forma incuestionable: “el sable que me ha acompañado en toda la guerra de la independencia del América del Sud, le será entregado al General de la República Argentina Don Juan Manuel de Rosas, como una prueba de la satisfacción que, como argentino he tenido al ver la firmeza con que ha sostenido el honor de la República, contra las injustas pretensiones de los extranjeros que trataban de humillarla”.
A todo esto, el sable estaba en poder de los descendientes directos de Don Juan Manuel de Rosas, cuando con fecha 5 de septiembre de 1896, inició Carranza director del Museo Histórico de la Nación, las gestiones, primero privadas y luego oficiales, que culminarían con la entrega de la gloriosa reliquia a las autoridades de la Nación.
“Durante el largo período de gobierno que ejerció su señor padre en este país (le decía en su carta a Doña Manuela Rosas de Terrero), tocóle defender y mantener sus derechos e integridad comprometidos por la agresión de dos poderosas naciones europeas. Han pasado los años, se han calmado las pasiones que se agitaban en aquellos días, y hoy creo poder asegurarle que se ha hecho opinión general la que fue entonces por algunos resistida, y es que con su actitud salvó el honor de nuestra bandera y protestó bizarramente contra el proceder de la diplomacia extranjera”.
Y a continuación repetía las palabras del testamento del Libertador, y agregaba: “me permito solicitar que usted, con destino al Museo que dirijo, aquella espada redentora de un mundo, para que aquí, en el seno de la patria que le dio el ser pueda ser contemplada por los que habitan y sea en todo tiempo la que les inspire para defender la soberanía nacional, como en la ocasión que originó se la obsequiaran a su señor padre”.
Una nota oficial, en términos similares fue enviada, con fecha 20 de diciembre de aquel mismo año a don Máximo Terrero, hijo político de don Juan Manuel de Rosas, pero con fecha del 26 de noviembre, desde su residencia en el 30 de Belsiza Park Gardens, de Londres, doña Manuelita se había apresurado a contestar en los siguientes términos: “Oportunamente recibí su fina carta del 5 de setiembre último; la que es para mi esposo, para mí y nuestros hijos, tan interesante por la justicia que hace Ud. en ella a la actitud heroica con que mi lamentado padre General D. Juan Manuel de Rosas, durante su gobierno salvó el honor de nuestra bandera ultrajada por potencias extranjeras que trataban de humillarla.
Por disposición testamentaria de mi padre, el sable que le fue legado por ilustre Capitán General D. José de San Martín, valiosísima prenda que con palabras gratas me pide usted destine al Museo Histórico Nacional de nuestro país, hoy pertenece a mi esposo y como fácilmente lo comprenderá Ud., mucho le cuesta a él, como a todos nosotros desprendernos de ella. Es ésta la razón por la demora de mi contestación a su pedido.
Al fin mi esposo, con la entera aprobación mía y de nuestros hijos, se ha decidido a donar a la Nación Argentina este Monumento de Gloria para ella, reconociendo que el verdadero hogar del sable del Libertador debiera ser el seno del país que libertó. Por lo tanto, puede Ud. Señor Carranza, contar con que al recibo del pedido oficial que Ud. ofrece, la contestación será el envío del sable. “Mandamos también los objetos históricos que pensamos serán de valer para el Museo Histórico Nacional. En unión con mi esposo y mis hijos saludamos a Ud, cordialmente y soy su atenta segura servidora, Manuela de Rosas de Terrero”.
Finalmente el 28 de febrero de 1897, el “Danube” llegó al puerto de La Plata. El gobierno nacional quiso poner una pausa para evitar que los honores al glorioso sable se le rindieran durante las fiestas de Carnaval.
Del puerto platense, el 4 de marzo zarpó la corbeta “La Argentina” y llegó al dique 3 del puerto Madero a las 13 hs. del día siguiente.
El presidente de la República, Dr. José E. Uriburu, recibió la espada de manos del señor Juan Ortiz de Rosas, que en su carácter de pariente de los donantes, pronunció algunas palabras y el primer magistrado respondió diciéndole “que recibía con patriótica emoción el sable del ilustre guerrero, que volvía a su legítimo dueño, el pueblo argentino”.
El Submarino del ingeniero Ricaldoni
Fue depositado en el museo que estaba entonces en el actual Jardín Botánico. Allí se labró nueva acta y los asistentes recibieron láminas y medallas conmemorativas. Así lo recuperó para la Patria el director del Museo Histórico Nacional, don Adolfo Carranza.
A comienzos del siglo, cierto día el doctor Dardo Rocha paseaba por la plaza Moreno (de la entonces treiteañera ciudad por él fundada) con un amigo, cuando acertó a pasar a su lado un hombre que llevaba dos niños de la mano. Rocha, señalándoselo a su acompañante, le dijo: “ese hombre podía habernos dado la supremacía en los mares…” La persona indicada era el ingeniero Tebaldo J. Ricaldoni. Este sabio inventor, que vivió en La Plata donde tiene descendientes directos, nació en Montevideo el 24 de mayo de 1865, hijo del italiano Pedro Ricaldoni y de Filomena Saroldi. A los 15 años se mudó a Buenos Aires, a la casa de Bartolomé Mitre, para poder cursar los estudios de ingeniería en la Universidad de Buenos Aires.
En el diario “La Prensa” de 1923 decía “… El padre, que era muy amigo de Bartolomé Mitre, se lo encarga y lo envía a Buenos Aires. Se queda a vivir en la casa de Bartolomé Mitre, incluso tengo unos libros que Mitre le regaló. Yo devolví una parte de esos libros a la Biblioteca Mitre, porque esa había sido la orden de mi abuelo”.
Se habría recibido de ingeniero civil en la Facultad de Ciencias Exactas de Buenos Aires y, luego, “regresó al país de origen (y fue allí) nombrado vocal primero y subdirector después, de Obras Públicas. Dos años más tarde, por no querer enredarse en el tema del proyecto del puerto de Montevideo, presentado por Cudbill Son y Delungo, tuvo que abandonar la posición que se había formado y volvió a Buenos Aires, dispuesto a ejercer la ingeniería”.
En 1892 Ricaldoni comenzó a enseñar e investigar en el Colegio Nacional de Buenos Aires, bajo la dirección del Director reorganizador Balbín. Se lo destaca como docente ejemplar y entusiasta, dedicado al gabinete o a su taller particular. “…y estampó sus lecciones en textos numerosos que, si bien a veces fueron objetados por los verificadores pedagógicos, no tardaron en difundirse dentro y fuera de la República”. Allí trabajó treintena de años enseñando física y matemáticas.
Su familia la formó con su primera esposa Clara Ramos Mejía con quien tuvo dos hijos, Hugo y Alberto y, aunque Ricaldoni viajaba asiduamente a Buenos Aires, vivían en Montevideo. Posteriormente se divorció y se casó con Teresa Di Jorgi, con quien tuvo dos hijos: Marta y Jorge.
Ricaldoni, ya en 1899 había ganado fama local: el diario “El Día” de 1899 de nuestra ciudad lo describe como el Profesor de la Facultad de Matemática de Buenos Aires “cuyo nombre en los últimos días se ha repetido con elogio en los círculos científicos, con motivo de la reforma que ha introducido y que constituye un perfeccionamiento del aparato de Marconi, sobre telegrafía sin hilos”.
La revista “Caras y Caretas” de 1917 lo describe “Tiene un rostro plácido, la mano lealmente tendida, la voz convincente y reposada. Su casa es un templo verdadero de trabajo, es el retiro de un hombre de ciencia, cuya inteligencia lucha incesantemente contra los problemas arduos de sus inventos”.
La reputación ganada por Ricaldoni hizo que fuera incluído en el equipo de profesionales convocados para fundar la Universidad Nacional de La Plata. En efecto, J. V. González le encomendó la tarea de formar y dirigir el Instituto de Física de la UNLP primero en su género en el país. La Universidad puso a su disposición cuantiosos recursos para establecerlo, como lo prueba el hecho de que la primera compra de aparatos e instrumentos de demostración se elevó a la suma de pesos 74.000 moneda nacional. Los más de 2700 instrumentos que adquirió Ricaldoni para el Instituto de Física proceden de la firma alemana Max Kohl, de Chemnitz, y cubrían en forma nivelada todos los temas de la física de aquellos días. La calidad y la elección de los instrumentales fue por demás acertada ya que hoy los alberga el Museo de Física, sirviendo a fines pedagógicos en la actualidad.
El comienzo de las clases no fue alentador en el Instituto de Física, con planes de estudio que no tuvieron aprobación siquiera del Consejo Superior. Dificultades de espacio y desacuerdos políticos hicieron que el Instituto de Física no se pudiera situar bajo jurisdicción del Observatorio, así que se ubicó en el local de la calle 5 y 46, en una casa particular donde el espacio era muy reducido para el funcionamiento de los cursos prácticos. A esto se le sumaron las variadas discrepancias entre el director del Observatorio y las demás autoridades, por lo que el Consejo Superior decidió reorganizar la facultad. González que lo había traído creyó que Ricaldoni no estaba en condiciones de avalar el comienzo del estudio de la física y la formación de un cuerpo conveniente de gente en la medida de lo que él deseaba. Hoy analizado a la distancia fue una lástima que por cuestiones de malicia se vio la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas de La Plata despojada de un decano como Ricaldoni que por esa causa tuvo que presentar su renuncia.
Después de concluída su actuación como autoridad, continuó trabajando como Profesor Titular en la Escuela Superior de Ciencias Físicas, en las cátedras de Física General, Física Experimental, Meteorología y, hasta el momento de su muerte, titular de un curso de Física Especial. En su taller particular continuó desarrollando sus inventos, con ayuda de un mecánico alemán. Sus problemas para financiar los inventos parecieron tener un atisbo de solución en 1918, “debido a la espontánea y generosa ayuda del doctor Alejandro Gallinal, que me ha facilitado el capital necesario, [con el cual] podré vencer todos esos obstáculos” decía en (Caras y Caretas de 1918). Pero sus problemas financieros no parecen haber tenido solución, en enero de 1923 el Dr. Bard diputado, presentó un proyecto por el cual se daría a Ricaldoni un subsidio o jubilación extraordinaria para sacarlo de la miseria, pero la declinación fatal había comenzado ya para el gran maestro.
Finalmente del diario “El Día” anunciaba la triste noticia el 22 de setiembre de 1923, falleció “en el hotel Comercio, en que se alojaba a raíz de un síncope cardíaco, sobrevenido momentos antes”.
Sus inventos he investigaciones hablan por sí solos:
Reductor Ricaldoni
El reductor venía a cubrir la necesidad de cargar acumuladores y pilas para los experimentos en los gabinetes de física de las Escuelas Normales y Colegios Nacionales, y a evitar que se quemen instrumentos delicados por el uso de la “corriente industrial de alumbrado”. El Reductor Ricaldoni permitía obtener variaciones de potencial de 0 a 220 volts, y variaciones de corriente de 0 a 30 amperes. Consistía en una resistencia líquida que podía ser variada cambiando la distancia relativa entre los extremos del cable sumergidos en agua pura.
Panoramoscopio
El Panoramoscopio es un instrumento óptico telescópico que permite, elevándolo desde un submarino sumergido, ver simultáneamente los 360 grados del horizonte. En una primera versión de este invento, Ricaldoni lo instaló en una casilla en la terraza de su casa-taller en la esquina de 5 y 58. Allí llevó a algunos periodistas que se asombraron de la fidelidad de la visión. Según el diario “La Nación” de 1923 sería por este invento que la Academia de Ciencias de París le otorgó una mención honorífica.
Salvator
Este invento consiste en una boya de salvataje, esta boya salvavidas además forma parte de los “más de veinte inventos” que se incluyen en el submarino, pues puede dar aire a la nave sumergida. Con una luz alimentada desde los acumuladores del submarino, mangueras para suministrar aire al interior, manijas para agarrarse o manipularla, y dos bornes para establecer una comunicación Morse con los tripulantes. El mástil era a la vez una antena de recepción de telegrafía sin hilos para SOS. El invento incluía la elección de construirla en varias dimensiones, acorde a la embarcación en la que iba a ser usada, como en lanchas y botes.
Ornitóptero
Se trataba de una máquina de volar, que fue ideado y construido por Ricaldoni en el Instituto de Física de la UNLP. El primer modelo, ordinariamente construído, estaba accionado por un motor eléctrico de medio caballo, que pesaba 48 kilogramos. Todo el sistema, colocado sobre una báscula, pesaba 74 kilogramos. Puesto a funcionar, se logró una fuerza ascencional de 66 kilogramos, faltando pues algunos kilogramos para que el aparato quedara suspendido en el aire.
El submarino Ricaldoni
El 4 de agosto de 1917 decía a los cronistas: “Hacía años que venía estudiando la cuestión de los submarinos. El tema me atraía, y abrigaba la certeza de que el problema tenía solución.” “Estudié, trabajé sin descanso, y en 1928, persuadido de que mi problema está resuelto”, “consulté con varios amigos, los Ing. Emilio Mitre, Clérice, Duncan, Gonzalez y éstos me estimularon para que me presentase al Gobierno Nacional ofreciéndole mi invento.”
“El gobierno designó una comisión especial para estudiarlo. Durante 1893 la comisión estudió mi proyecto; se multiplicaron los informes, estableciéndose que mi submarino era una realidad práctica y científica. Luego la comisión se expidió y dijo: “…en nuestra Armada no sabríamos qué rol asignarle a un submarino… no hay necesidad de ocuparnos de submarinos”. “El tema se llevó a Diputados donde se votaron ciento cincuenta mil pesos oro para construir mi submarino, pasó al Senado, y el General Mitre pidió que se tomara en consideración. Pero fue archivado.”
“Más tarde construí un modelo, y realicé ensayos en presencia de periodistas, jefes militares y navales, técnicos, etcétera. Entre los que presenciaron aquellas pruebas se hallaba el Doctor Roque Sáenz Peña. Finalmente el proyecto cayó en el olvido.
Añoranzas de los Emigrantes
Roberto G. Abrodos
Después de la mitad del siglo XIX la Argentina cambió su perfil demográfico y social tras el arribo de gran cantidad de inmigrantes provenientes de Europa. De estos, la mayoría fueron italianos y españoles aunque también fueron importantes los árabes, fundamentalmente de El Líbano y Siria, los judíos de Europa oriental, alemanes, franceses, irlandeses, etc. Comenzado el arribo después de 1850, concluyó con una última remesa al término de la Segunda Guerra Mundial, específicamente entre 1948 y 1953.
Nuestra vida está impregnada de cosas de otros lugares. Para nosotros los españoles son los “gallegos”, los italianos son los “tanos”, los rusos son los “judíos” y a los armenios les decimos “turcos”. En nuestra comida prevalecen las preparaciones que trajeron nuestros abuelos europeos, es por eso que las distintas cocinas europeas van a desempeñar un papel trascendental en la nueva cocina argentina. La colonización de América, por parte de los españoles, hizo que la cocina ibérica, tuviera desde siempre una fuerte influencia, primero en las tierras del Río de la Plata y luego en la naciente Argentina. De hecho, la mayor parte de la población estaba conformada por nativos españoles y los criollos hijos de españoles nacidos en estas tierras. Crecimos comiendo guisos, puchero y tortilla de papas que son exquisitas herencias provenientes de la vieja España. También los postres como el pionono o los alfajores son el producto de la influencia de la cocina española. En cambio, en la gastronomía argentina con influencia italiana se destacan las pastas o fideos. Existen diversas clases de pastas, siendo las más comunes los tallarines con tuco y queso rallado. Suena a una comida típica italiana, pero lleva la variante de que los argentinos la consumen con pan blanco, algo que no haría un italiano promedio.
Mis padres eran hijos de inmigrantes, por parte de madre ingleses que vinieron con el ferrocarril, por el lado de mi padre, españoles.
Nuestra manera de hablar es una mezcla de mundos y lo que hace curioso al lunfardo es que no nació del castellano, sino de la mezcla de las lenguas de la inmigración, por ejemplo la “guita” es dinero, una “mina” es una mujer, una imitación barata es algo “trucho”, hacer algo mal es hacer una “macana”, si voy a trabajar voy al “laburo” que viene del idioma italiano, el “gil” es un tonto, “groso” es algo grande, importante y viene del portugués “grosso”. “Matina” es la mañana, del italiano “mattina”, la “yuta” o la “cana” es la policía, la primera del italiano, forma contracta de “yusta”, y se trata de una rioplatenización de la palaba italiana “giusta”, la giusta en Italia es quien lleva la justicia, un “pibe” es un niño, la “yeca” es calle al revés, “morfar” es comer del italiano “morfa” (boca), “chorro” es el que roba y así hay infinidad de términos que se van agregando y otros que quedan en desuso.
Nuestra música popular está matizada con la tristeza del inmigrante, letras de versos como “Mi viejo” que ilustra un típico inmigrante y dice en una parte “Vino en el Comte Rosso, fue un espiro. Tres hijos, la mujer, a más un perro. Como un tungo tenaz la fue de tiro. Todo se la aguantó: hasta el destierro. Y aquí palmó… aquí está adormecido mi viejo el pobre tano laburante”.
Los tangos hablan de la pobreza, de la inmigración y en sus estrofas hay cantidad de palabras con orígenes diversos.
Pero en este pensar de hoy, de mis abuelos inmigrantes de ayer, que miedos habrán tenidos, ¿qué culpas?, ¡qué pena grande la del desarraigo! que tristeza, si uno se mueve unos kilómetros y ya extraña. El dolor de no pertenecer por ir a un lugar desconocido produce tristeza, ¿qué hubiera hecho yo en su lugar? Es casi imposible imaginarlo hay tiempos e idiosincrasias diferentes, no obstante el ejercicio puede resultar aleccionador, yo no creo que toda tristeza sea derrumbe, yo no me dejaría habitar por la tristeza que es natural, yo le daría abrigo, un razonable alojamiento para convertirla en energía luego, pero eso lo digo yo hoy sentado escribiendo.
Pero a mi abuela le dijeron sus conocidas “vas a Sudamérica allí hay indios, no vas a tener gas y con tres chicos a la costilla” en cambio mi abuelo era su trabajo y era cumplir una orden, ir al destino y manejar una máquina de ferrocarril allá por 1905 cuando el ferrocarril era de los ingleses, primero vino mi abuelo se ubicó y después mi abuela con mi mamá, y mis tres tíos.
Pónganse un poco en el lugar de esta mujer y de este hombre ingleses que conservaban sus tradiciones y su patriotismo, mi abuelo en la primera guerra pidió ser incorporado y no lo aceptaron por la edad. Los argentinos somos de cargar (de burlarnos): mi madre y mi tía sufrieron mucho eso, mi tía era pelirroja y mi madre tenía el pelo rubio ceniza, pero así se las arreglaron para pelear siendo niñas, ir a la escuela y no entender nada y aprender a la fuerza el idioma, con los años lo padecí en carne propia y los entendí un poco más, pero lo mío era turismo, ellos venían al “nuevo mundo” a un país inmensamente grande, con muchos españoles e italianos.
Estos últimos tienen su historia de trabajo en nuestra ciudad, la hicieron grande y hermosa porque eran mayoría, algunos vinieron con familia y otros solos hay un tango que lo ilustra muy especialmente, se titula “La canción del inmigrante” y dice; “Esta noche tengo pena, Canta y llora cuore mío, A la mamma dije: “Adío…” Pero nunca regresé. Sol de Nápoles… lontano… Mare azurro… sueño verte. Pero el barco de mi suerte amarró en el bodegón”.
Las historias de los itálicos son las más presentes en mi vida, compañeros que he tenido que todavía conservaban la tonada y yo llegué a quererlos, porque saben en el fondo somos todos iguales. Uno me dijo, “Roberto la soledad es hermosa cuando tenés a quien contársela”, no las entendí inmediatamente era muchacho, debo confesar que las aprendí andando el tiempo. Los italianos eran muy trabajadores, confieso que muchos descendientes no aprendieron nada de ellos, por suerte muchos sí. Tartaglia se llamaba mi compañero, primero trabajó en los tranvías allá por el cincuenta y algo, en el año 1966 por esas ingratitudes del destino sacaron ese magnífico transporte que no contaminaba que era democrático y así vino a trabajar a la imprenta y fue mi compañero.
El “Tano” era mecánico y venía a tomar mate conmigo “me contaba las historia de la segunda guerra, él era un niño y cayó un avión alemán cerca de su casa y el mayor de sus hermanos, tomó como una broma una ametralladora de la nave siniestrada con su piloto muerto, la broma terminó mal para la familia, le quitaron toda la cosecha de ese año. Recordaba el buen hombre a su mamá con afecto, le había ido bien aquí, pero había trabajado muchísimo, dejaba el trabajo a las tres de la tarde y descansaba un poco y a la noche construía su casa alumbrándose con una lámpara.
Los españoles eran muy consecuentes, el “gallego” Eduardo excelente persona cuando no bebía, arreglaba máquinas de escribir, pero de mañana muy temprano ya tenía varias ginebras encima, también fue con quien compartíamos a veces las horas, no me gustaban los borrachos, pero recuerdo que para escribirle a su madre me contaba que tenía que poner en el sobre “Vigo, Porriño y Pontevedra” esto allá por el año 1966. Los inmigrantes que yo conocí eran gente buena, parecían como bonachones, acostumbrados o resignados, no lo sé. Conocí a la negra Ana, aclaro que es una mujer de color, lo explico porque los del Buenos Aires eran afectos a llamar “negro o negra” en forma cariñosa, el negro le decíamos a Jorge mi compañero de máquina. Ana trabajaba en la encuadernación el sector donde más mujeres había en la imprenta, era de Cabo Verde, tengo un libro que ella me encuadernó con cuerina roja.
Solamente tengo buenos recuerdos de los inmigrantes, aprendimos de ellos, nos enseñaron todo, aquí hay lugares que se parecen a Madrid, a ciertas calles de Roma y en otros casos a Paris porque los constructores levantaban los edificios con su saber de origen.
Pienso que el tema de los que vienen de otro lugar tiene que ver con la libertad, las teorías sobre la libertad abruman los libros de filosofía. Para algunos la libertad es autodeterminación, ausencia de límites y condiciones, debe ser muy triste no poder ir a donde uno desea y a la vez como el migrante, que no es libre, porque está preso en el recuerdo de lo que dejó. He visto la tristeza en venezolanos que son muy apreciados hoy aquí, yo acostumbro a preguntar, la mitad de lo poco que se es de preguntar, con mi esposa en una tienda a una empleada venezolana conversadora le pregunté por su familia, y con un suspiro húmedo en sus ojos nos dijo “allá quedaron”.
Dr. Vicente Climent, un maestro de la pediatría
“¿Sabe por qué decidí ser médico? – contó una ves; porque yo mismo había sido un bebé prematuro; cuando nací pesaba menos de dos kilos y además, de chico tenía problemas respiratorios. Así que el médico venía muy seguido a casa y yo lo veía como a un Dios. Esa idea fue creciendo en mi cabeza y cuando al terminar el secundario mi padre me preguntó qué iba a estudiar, le contesté naturalmente que Medicina”.
Juan Vicente Climent fue una figura descollante y un referente nacional e internacional de la pediatría.
Había nacido el médico que, con el tiempo, se convertiría en uno de los “padres” de la pediatría nacional; en el profesional intachable que, entre otros muchos logros, convirtió en legendario al Servicio de Pediatría del Hospital de Niños de nuestra ciudad -por el que desfilaron varias generaciones de platenses-; en el investigador y en el profesor emérito de la facultad de Medicina de la UNLP.
Claro que antes que el médico había nacido el hombre -en La Plata, el 11 de julio de 1917- en el seno de una familia de inmigrantes españoles radicada en la zona de 19 y 48, donde atendían un almacén. Allí creció el chico que realizó el colegio primario en la Escuela Nº 10 “Dr. Ricardo Gutiérrez”, y luego el secundario en el Colegio Nacional. Y el alumno brillante que egresó de la facultad de Medicina de La Plata el 27 de noviembre de 1945.
“Así como decidí ser médico casi sin darme cuenta, me hice pediatra -contaba Climent-. Ocurrió cuando estaba como practicante en la vieja Asistencia Pública. El jefe de la Guardia era pediatra, y por entonces se creó un consultorio de la especialidad. Y con ella seguí luego en el Hospital de Niños”.
Aquella primera experiencia en el Hospital de Niños ocurrió en 1945, como médico concurrente y “ad honorem”. Y desde entonces empezó a dejar su huella: en 1950 fue rentado y en 1952 inició la carrera médica hospitalaria por concurso; en 1957 fue jefe de la Sala V de lactantes y en 1972 jefe del servicio de recién nacidos. Mucho antes, en 1953, había comenzado con sus trabajos de investigación y la publicación de trabajos especializados que tuvieron enorme repercusión en ámbitos científicos de su especialidad.
“Cuando comencé a trabajar en el sector de prematuros del Hospital de Niños -describió Climent en una oportunidad- la mortalidad era casi del 50% de los chicos internados. Y en la mayoría de los casos se morían por causas desconocidas y yo insistía en que no podíamos seguir a ciegas sobre las causas de tanta mortalidad, por lo que para buscar la razón comencé a hacer autopsias sistemáticas. Recuerdo que una vez un padre, más alto que una puerta, al que se le habían muerto cuatro hijos, entró a mi consultorio pateando la puerta y diciendo que me iba a matar por haberle hecho la autopsia a sus hijos, y le expliqué que yo no era un carnicero sino que quería saber de qué morían sus hijos. Tiempo después su esposa quedó embarazada, y el hombre vino a consultarme, en otros términos, preocupado por lo mismo que antes me había preocupado a mí”.
A aquellas tareas de asistencia e investigación, el doctor Climent le sumó también las docentes, convencido de que ambas eran inseparables. Y así fue docente autorizado de la cátedra de Medicina Infantil en la UNLP en 1955; jefe de trabajos prácticos en 1957\1963; profesor adjunto por concurso en 1963; profesor titular interino en 1967, hasta llegar a ser nombrado profesor emérito de la UNLP.
El amor que por la medicina sentía el doctor Climent, supo también transmitirlo a sus alumnos, colegas y también a su familia. Casado con Esther Virginia Giovanola el 8 de mayo de 1947, tuvo cuatro hijos, y todos fueron médicos: Juan Carlos (neonatólogo); Patricia (neonatóloga); Gabriela (diagnóstico por imágenes en pediatría); y Claudio (obstetra y ginecólogo).
El doctor Climent fue también investigador asociado de la Comisión de Investigaciones Científicas de la Provincia; disertante en congresos y jornadas pediátricas nacionales e internacionales; creador del servicio de recién nacidos del Hospital de Niños de La Plata; y recibió los títulos de Consultor en Neonatología, Maestro de la Medicina y Ciudadano Ilustre de La Plata, entre muchas otras distinciones nacionales e internacionales.
A los 85 años, el 14 de abril de 2003, fallece el doctor Juan Vicente Climent, uno de los padres de la Neonatología en nuestro país. Fue un verdadero orgullo de nuestra ciudad.
“Derecho a la Paz y sus vinculaciones con el ambiente y el paisaje protegido”
Autora: María Sol Dellamea
Sumario: I. Introducción. II. Jardín de la Paz en La Plata y Flor Nacional III. Derecho Ambiental y sus incidencias sobre el derecho a la paz y el Paisaje Protegido en el Jardín de la Paz. IV. Mensaje Final. V. Agradecimientos. VI. Bibliografía.
I.- Introducción.
Con motivo de sentido homenaje al Ingeniero Alberto V. Oitaven y su obra el Jardín de la Paz, y de acercar a la comunidad en general las particulares circunstancias de su creación imbuidas de solidaridad internacional y derecho a la paz que se han ido instrumentando a través de la flor emblema nacional de paz de cada país parte, se abordarán las particularidades históricas de creación del Jardín de la Paz y nuestra Flor Nacional el Ceibo, y luego pasaré a introducirlos al derecho ambiental que dio nacimiento al derecho a la paz y al paisaje protegido.
II.- Jardín de la Paz en La Plata y Flor Nacional
En años de guerra, segregación racial, discriminación, y muertes, nuestro Ingeniero Alberto V. Oitavén comienza con un fin en mente a gestionar los prolegómenos de creación del que sería más tarde el jardín de la paz. En el marco de dichas gestiones comenzó a realizar de manera paralela en nuestro país y en el resto del mundo las consultas pertinentes para identificar la flor de la paz de cada estado.
Los pedidos los realizó el propio ingeniero Oitavén a los cónsules de cada país para que propongan su flor nacional, y atento que en algunos países no contaban con su flor nacional, instó a que realizaran encuestas con la participación de hombres de ciencia, literatos, poetas, artistas, botánicos, historiadores, etc., para seleccionar la flor representativa que habría de lucir en el “Jardín de la Paz”, entre las flores nacionales de todos los países del mundo.
El envío de las plantas, desde las más lejanas latitudes del planeta, creó un problema no menos grave, salvado con el empleo de los más rápidos medios de transporte por aire, mar y tierra. Finalmente, el día de la inauguración del “Jardín de la Paz” se logró reunir y disponer artísticamente cincuenta y una flores nacionales en representación de otros tantos países, y otras llegaron con posterioridad.
Lo cierto es que, al observar la lista de las flores nacionales se advierte que para su elección, no se tuvo en cuenta que ellas fueran autóctonas o exclusivas del país, pues fueron varias las naciones que eligieron las mismas flores, aunque ni siquiera fueran las más difundidas en el territorio que debían representar.
El Jardín de la Paz, creado el 11 de noviembre de 1936, e inaugurado entre el 18 y 19 de noviembre de 1936 (conforme lo informaron periódicos de la época que consulté) fue representado por las flores nacionales de todos los países, pese a que a la fecha de su creación nuestra flor nacional “EL CEIBO”, era consagrada popularmente, pero no por autoridad nacional alguna.
En qué se basó el Ingeniero Oitavén para tomar a la flor del Ceibo como emblema nacional? Bien la investigación por el realizada indicaba que la Flor del Ceibo era la elegida por cuanto: 1. La misma era la preferida de un gran número de habitantes de la nación, conforme encuestas promovidas en todo el país por entidades culturales y científicas, 2. la difusión que la flor del ceibo tenía en todo el país se plasmaba en muestras culturales y artísticas, leyendas aborígenes, era cantada por poetas, servía de estrofas musicales que habían enriquecido nuestro folklore con expresiones artísticas de hondo arraigo popular y típicamente autóctonas, 3. El color del ceibo figuraba ente los que ostentaba nuestro escudo nacional, expresión de argentinidad y emblema de la patria, 4. Además la madera del árbol del ceibo tenía varias aplicaciones industriales por su extraordinaria resistencia al medio y su fácil multiplicación y había contribuido a la formación geológica del delta mesopotámico, orgullo del país y admiración del mundo, 5. Diversas instituciones oficiales civiles y militares habían establecido la plantación del ceibo al pie del mástil que enarbola nuestra bandera asignándole así un carácter simbólico y tradicionalista.
En tal sentido, el Ingeniero Oitavén solicitó en 1940 al Poder Ejecutivo de la Nación, por entonces a cargo del Dr. Ramón Castillo, que se consagre oficialmente al Ceibo como flor nacional argentina. La misma, luego del estudio documentado propuesto y en tratamiento por comisión especial, obtuvo tal consagración del PEN el 23 de diciembre de 1942 por Decreto 138.474/42.
En Primer lugar, el Jardín de la Paz estuvo ubicado en predio del Primer Teatro argentino entre calles 9 y 10 y calles 51 y 53. El mismo mantenía forma rectangular y sobre calle 53 se reservaba el sector para Argentina y España en su calidad de Madre Patria, en el sector de calle 10 estaban las flores de países americanos, en calle 9 los países europeos y en el sector de calle 51 países de Asia áfrica y Oceanía.
En su versión prístina, ante la planta de cada nación estaba colocada la placa con el nombre del país y de la flor nacional, y en los grandes festivales nacionales se colocaba su bandera respectiva lo cual vestía al jardín con el flamear de al menos 51 a 53 países brindando un espectáculo.
Nuestro Jardín, constituyó el símbolo de concordia y de paz mundial de los pueblos, innovador, atento el ingeniero no haber copiado el modelo de ningún otro país, y una invitación permanente para que todos los países, ciudades y pueblos grandes y pequeños contribuyan a cimentar la idea de que todos podamos vivir en paz sobre la tierra como las flores en el Jardín de la Paz.
El mismo Ingeniero Oitavén, a través de clubes de la paz, turismo y educación, instó a que toda mujer y todo hombre, joven, niño, escolar y estudiante propenda y trabaje para que en sus ciudades se construya un jardín de la paz, y ese llamado lo realiza con especial referencia a los intendentes que tenían en sus manos la construcción de parques y jardines de las ciudades para que no olviden construir un jardín de la paz.
III. Derecho Ambiental y sus incidencias sobre el derecho a la paz y el Paisaje Protegido en el Jardín de la Paz.
Ahora voy a introducirlos en la órbita legal del Derecho a la Paz y al Paisaje Protegido, de la manera más breve y sencilla posible.
Como les he anticipado al comienzo, el derecho ambiental ha venido a dar nacimiento formal al derecho a la paz y al paisaje protegido, sin perjuicio de que, como derechos de tercera generación todos ellos son preexistentes a la consagración de cualquier otro derecho.
Como dos caras de una misma moneda, tanto la Constitución Nacional en su art. 41 y como la Provincial en su art. 28, y las leyes especiales 25.675 y 11.723 de presupuestos mínimos ambientales nacional y provincial nos confieren frente al derecho a gozar de un ambiente sano, equilibrado, apto para el desarrollo humano y para que las actividades productivas satisfagan las necesidades presentes sin comprometer las de las generaciones futuras, el correspondiente deber de preservarlo y de no dañar el ambiente.
Para hacer efectivos estos derechos, las leyes nos confieren derechos políticos y sociales de 1) Participación 2) información y 3) Acción, y en el tema que nos convoca estos derechos los instamos al velar por nuestra dignidad humana, por la libertad, por la soberanía de nuestra tierra, al peticionar condiciones adecuadas de vida, de salud, por la industria lícita, el desarrollo humano y la equidad intergeneracional, que hacen a un ambiente sano y de paz.
Sentado lo anterior, puedo decirles que mucho antes de 1994 -año de consagración del derecho ambiental en argentina tuviera su desembarco-, la conciencia ambiental comenzó a adquirir su dimensión universal cuando dieron los primeros pasos para expresarla institucionalmente a través de conferencias y acuerdos internacionales.
Dos guerras mundiales fueron el punto de inflexión para que la comunidad internacional repensara sus derechos humanos allí vulnerados y comenzara a trabajar en la puesta en valor de un sistema de derechos sobre el Medio Humano.
Así en Junio de 1972 se firma en Estocolmo la Conferencia de Naciones Unidas sobre el Medio Humano para la protección y mejoramiento del Medio Ambiente. En ella se pusieron en valor los derechos más caros de todo ser humano, en busca de respuestas a los problemas de la contaminación de las libertades imperantes. Así, la calidad de vida, el medio ambiente, la paz, la libertad y la igualdad fueron derechos enaltecidos.
Notable fue como esta Conferencia, además de poner en valor al ambiente y nuestros recursos naturales se manifestó respecto del derecho a la paz. Dicha Conferencia de Estocolmo si bien conforma un catálogo de metas a alcanzar por los estados constituyen postulados de los cuales la legislación de cada país no debiera apartarse jamás.
A través de 26 principios, los Estados dieron su punta pie inicial frente al uso indebido de los recursos naturales y al uso ilegítimo de la fuerza y de las armas que venían poniendo en crisis seriamente toda forma de vida sobre la tierra.
En lo que concierne a la Paz y al Ambiente, voy a destacar dos de sus principios. El Principio Primero refirió: “El hombre tiene derecho fundamental a la libertad, la igualdad y el disfrute en condiciones de vida adecuados en un medio ambiente con una calidad tal, que permita llevar una vida digna y de gozar de bienestar, y tiene la solemne obligación de proteger y mejorar el medio ambiente para las generaciones presentes y futuras. A este respecto, las políticas que promueven o perpetúan el apartheid, la segregación racial, la discriminación, la opresión colonial y otras formas de opresión y de dominación extranjera quedan condenadas y deben eliminarse.”
Y en su principio veintiséis de manera concluyente la Conferencia de Estocolmo expresó “Es preciso liberar al hombre y a su medio ambiente de los efectos de las armas nucleares y de todos los demás medios de destrucción en masa. Los estados deben esforzarse por llegar pronto a un acuerdo en órganos internacionales pertinentes sobre la eliminación y destrucción de tales armas.”
Como verán, este antecedente normativo de la comunidad internacional llama la atención a todos los ciudadanos del mundo para prevenir, reducir y controlar los efectos nocivos que se producían sobre los recursos naturales como los que atentaban contra la libertad y la integridad humana.
Así, el 21 de septiembre de 1981, la Asamblea General de Naciones Unidas estableció el día Internacional de la Paz consagrando el fortalecimiento de las ideas de paz, tanto entre las naciones y todos los pueblos como entre los miembros de cada uno de ellos.
A partir de allí, las Naciones Unidas invitan a todas las Naciones y a todos los pueblos a respetar el cese de hostilidades durante ese día y realizar actos conmemorativos y educativos de sensibilización pública sobre cuestiones relacionadas con la paz.
Nuevamente el derecho a la paz ligado al medioambiente, fue incorporado en la Cumbre de la Tierra de Río de Janiero de 1992 donde en su principio 24 se sostiene que la guerra se opone al desarrollo sostenible y en su principio 25 que “La paz, el desarrollo y la protección del medio ambiente son interdependientes e inseparables”.
No obstante la evolución del la comunidad internacional en la protección del Derecho a la Paz, vinculado íntimamente al ambiente, en la ciudad de la Plata, nuestro Ingeniero Oitaven puede considerarse un adelantado, atento a haber venido a sembrar conciencia universal de paz con el emblema más noble, humano y natural, el de una flor de cada pueblo, 36 años antes de la primera manifestación de la comunidad internacional en la materia.
Esa labor fruto de la solidaridad internacional y de una vocación de paz y de unidad del Ingeniero Oitavén fueron merecedoras de reconocimientos de la comunidad local e internacional por su mensaje pacifista, como los Diplomas de Secretaría de Educación de Cuba en año 37, los de Exposición de Jardinería y Urbanismo de Ginebra en el 38, la conmemoración Suiza por prestar servicios a la colectividad humana, la bendición de Papa Pio XII, en agradecimiento devocional, por su obra de confraternidad y amistad con los pueblos, y la condecoración del Gobernador Brigadier Moragues por su esfuerzo destinado a infundir a la comunidad el noble sentimiento de confraternidad humana y paz mundial.
Pasaron 62 años desde su creación, para que el Jardín de la Paz fuera declarado el 27 de agosto de 1998 Patrimonio Cultural de la Ciudad de La Plata por Ordenanza 8926, durante la intendencia del Dr. Julio Alak.
El mismo, integra hoy, la Reserva Parque – Paseo del Bosque a través de la Ley 13.593 (17/1/07), por quedar físicamente comprendido entre las calle 50 a 60 y 1 a 122 de la ciudad y Partido de La Plata.
Esta Reserva Parque – Paseo del Bosque que contiene al Jardín de la Paz, fue consagrada Patrimonio Mundial Cultural y Natural por la UNESCO con objetivo de identificar, proteger, conservar, rehabilitar y transmitir a las generaciones futuras el patrimonio cultural y natural mundial, promoviendo la cooperación.
A su vez, Nuestro Jardín junto con el Paseo del Bosque, goza de la protección legal como paisaje protegido provincial a través de la Ley 12.704.
Ustedes se preguntarán entonces qué es el paisaje protegido y por qué razones se propicia su protección y conversación.
La Convención Europea del Paisaje del año 2000, lo define como “parte del territorio tal y como es percibida por sus poblaciones, cuyo carácter resulta de la acción de factores de naturales y/o humanos y de sus interlocutores…”
“Si revisamos nuestra legislación nacional, el paisaje es un elemento más a tutelar dentro del ambiente de un área protegida y por lo general se destaca por su belleza escénica. Sin embargo, es a nivel provincial que la legislación instituye el concepto de paisaje como nueva categoría jurídica de protección, en general siguiendo la clasificación de la Unión Mundial para la Conservación de la Naturaleza (UICN). Se trata de espacios que aún conservan mucho de natural pero con una “antropización positiva”.
Estas áreas son de acceso público, tienen al bienestar común con el fin de elevar la calidad de vida de la población y proteger el medio ambiente sea éste natural o modificado, con valor escénico, científico, sociocultural, ecológico u otros, conformados por especies nativas y/o exóticas de la flora y fauna o recursos protegidos. Sus ambientes deben poseer la extensión y funcionalidad tal, que resulten lo suficientemente abarcativos como para que en ellos se desarrollen los procesos naturales o artificiales que aseguren la integración armónica entre el hombre y el ambiente.
Nuestro Jardín de la Paz, es fiel representación de ese ambiente modificado por el hombre con valor escénico, científico, sociocultural, ecológico, conformado por especies nativas y/o exóticas de la flora de cada país que supo solidarizarse con la paz mundial a pedido de un ciudadano ilustre platense; y respecto de la protección jurídica el Jardín de la paz goza de un cuádruple estándar de protección de las leyes: 1) Patrimonio Cultural de La Plata, 2) Integra la Reserva Parque Provincial Paseo del Bosque, 3) por tal integración conforma el Patrimonio Mundial Cultural y Natural de UNESCO, y 4) Paisaje Protegido Provincial.
Como actividad productiva del hombre, el paisaje que se protege en el Jardín de la Paz constituye la riqueza patrimonial, el capital natural y el acervo de las culturas internacionales y locales, a fin de permitir a todos los seres de esta tierra el aprovechamiento de sus bellezas, los filtros naturales aromáticos y atmosféricos, con la obligación de preservar su identidad cultural y natural para así seguir beneficiándose de los bienes y servicios de los ecosistemas de forma racional y perdurable, como clave de la sostenibilidad territorial ambiental.
IV. Reflexión final
Podemos decir que nuestro Ingeniero Agrónomo estuvo imbuido quizá de las creencias populares que se le conferían a las plantas y a las flores, además de su espíritu viviente, un lenguaje, emblemático y simbólico, conferido por sentimientos o cualidades por cuanto plantas como el laurel significaba la gloria o victoria; el olivo, la paz; el roble, fortaleza; la ortiga, crueldad; la albahaca, odio, o los que generaban las flores, donde la azucena simbolizaba la pureza; el azahar, virginidad; la dalia, amistad; la violeta, modestia; la amapola, consuelo; la rosa, amor; la anémona, perseverancia; la begonia, cordialidad; la campánula, coquetería; la camelia, arrogancia; la gardenia, sinceridad; el girasol, constancia; la glicina, cariño; la hortensia, capricho; la lila, amistad; la magnolia, fuerza; la margarita, confianza; el nenúfar, indiferencia, etc.
Pero también del profundo sentido humanista de soberanía de la tierra, de la solidaridad ambiental en el intercambio de semillas y plantas como símbolo de hermandad intergeneracional.
Asimismo, estas manifestaciones locales, nacionales como internacionales por el derecho humano a la paz y al ambiente, nos deben llevar como hermanos a reflexionar respecto de cómo ha involucionado el mundo en la convivencia social, la calidad de vida, en la protección de los recursos naturales, frente al flagelo de la violencia, la guerra y la contaminación de nuestros recursos esenciales, para así repensar nuestro futuro común para estas y las generaciones del porvenir, se humanice con el ambiente y la paz.
Como dijo Mahatma Gandhi “No hay camino hacia la paz, la paz es el camino”.
V. Agradecimientos
A Jaime E. García González, Ingeniero Agrónomo Fitotecnista de la Facultad de Agronomía de la Universidad de Costa Rica y Doctor en Ciencias Agrícolas de la Universidad de Hohenheim (Stuttgart, Alemania). Que en el marco de la investigación de su flor nacional nos vino a visitar y me contagió el espíritu de paz que como abogada ambientalista y profesora de yoga forman parte hace años de mi filosofía de vida.
A Carreras, Silvia Susana , educadora platense desde 1965 ex Vice Directora del Monseñor Alberti de la Plata, Guía de Turismo integrante de la Asociación de Guías de Turismo de la Plata, que no forman un ente del Estado y que hacen una magnífica labor educativa ambiental entre sus programas merecedoras de distinción.
V. Agradecimientos
A Jaime E. García González, Ingeniero Agrónomo Fitotecnista de la Facultad de Agronomía de la Universidad de Costa Rica y Doctor en Ciencias Agrícolas de la Universidad de Hohenheim (Stuttgart, Alemania). Que en el marco de la investigación de su flor nacional nos vino a visitar y me contagió el espíritu de paz que como abogada ambientalista y profesora de yoga forman parte hace años de mi filosofía de vida.
A Carreras, Silvia Susana , educadora platense desde 1965 ex Vice Directora del Monseñor Alberti de la Plata, Guía de Turismo integrante de la Asociación de Guías de Turismo de la Plata, que no forman un ente del Estado y que hacen una magnífica labor educativa ambiental entre sus programas merecedoras de distinción
VI. Bibliografía.
- Oitavén Alberto V. Por la Paz. Año.
- Ley 12.704 de la Provincia de Buenos Aires sobre Paisaje Protegido
- Ley 13.593 (2007 – 17-01) de la Provincia de Buenos Aires sobre la Declaración de Paisaje Protegido de Interés Provincial al área denominada “Reserva Parque Paseo del Bosque”.
- Ordenanza 8926, del 27 de agosto de 1998, que declara al Jardín de la Paz Patrimonio Cultural de la Ciudad de La Plata.-
- Conferencia de Naciones Unidas sobre el Medio Humano – Estocolmo 1972
- Documento de la Asamblea General de Naciones Unidas del 21 de septiembre de 1981, por el que se estableció el día Internacional de la Paz.
- Convención de 1972 para la Protección del Patrimonio Mundial Cultural y Natural.
- Cumbre de la Tierra – ECO 92 de Naciones Unidas, principios 24 y 25.
- Publicaciones Diario El Día del 12 de Noviembre de 1936, Hemeroteca de la UNLP –
- Paula Noseda. “La figura legal del paisaje protegido: evaluación de su eficacia a los fines de ordenamiento territorial ambiental bonaerense.”
- Observatorio de la Sostenibilidad en España. Dir. Dirección •Jiménez Herrero, Luis M. “Patrimonio Natural, Cultural y Paisajístico. Claves para la sostenibilidad Territorial.
Club Aeromodelista La Plata
Antecedentes:
La actividad de aeromodelismo en la ciudad La Plata de se remonta antes del año 1940, con un reducido número de entusiastas con aeromodelos de vuelo libre que se desarrollaba en distintos campos de los alrededores de la ciudad y luego vuelo controlado por cables “U-control” actualmente llamado vuelo circular, actividad que se realizaba en la cancha de futbol del Colegio Nacional, de la Escuela Anexa y del Aeroclub, todos nucleados por el Aeroclub La Plata en una Brigada de Aeromodelismo.
Posteriormente, por el año 1961 se introdujo el vuelo radio controlado, actividad que se desarrollaba en el Aeroclub La Plata, dentro de la Brigada de Aeromodelismo. Dadas las reducidas dimensiones del predio del Aeroclub y el tipo de vuelo que allí se realizaba, motivaron muchas limitaciones para los modelos radiocontrolados lo que hizo pensar a los aeromodelistas tener que lograr un campo de vuelo más apto.
Con este fin el 26 de diciembre del año 1979 se reunió en Asamblea un grupo de la Brigada de Aeromodelismo formado por los Señores Jorge Krenkel, Rubén Torres, Jorge Crossio, José Vanone, Hugo Rovera, Fernando Martinez Boero, Carlos Cordero, Oscar Sanchez, y Nestor Rafatella presididos por Alcides Grillo, labrándose el Acta de fundación del club que se llamaría “Club Aeromodelista La Plata”.
En esta misma Asamblea se da la responsabilidad de redactar el proyecto de Estatuto del Club y la gestión para el reconocimiento como Persona Jurídica a los señores Alcides Grillo y Rubén Torres lográndose la misma con fecha octubre del año 1980 por resolución P:D:J: Nro 1244 de la Dirección de Personas Jurídicas, nombrándose también una Comisión Directiva provisoria.
Ni bien se creó el Club se comenzó con las gestiones ante el Gobierno de la Provincia de Buenos Aires (Dirección Provincial de Aeronáutica) y la Fuerza Aérea (Aeródromo de La Plata) para lograr un predio dentro de los extensos campos de esas jurisdicciones.
Con fecha 14 de noviembre de 1980 el Gobierno de la Provincia de Bs. As. por decreto Nro. 2246/80 autoriza al Club Aeromodelista a utilizar en forma precaria un sector dentro del Aeródromo La Plata a designar por la Dirección de Aeronáutica.
Con el correr de los años el Club fue creciendo y ampliando su patrimonio hasta llegar a la necesidad de construir una vivienda para un cuidador para evitar los múltiples robos que sufría.
No contando el Club con fondos propios para esa inmediata necesidad, solicitó a Fuerza Aérea un subsidio para concretarla, lo que motivó que F.A: nos recordara que la premisa para otorgar subsidios para entidades aerodeportivas para la construcción de instalaciones fijas era necesario que la entidad fuera propietaria del predio donde se asentara la realización.
Para lograr el mencionado subsidio fuera de las normas de Aeronáutica intercedieron un socio y un simpatizante del Club, ambos miembros de la fuerza, lográndose que se aceptaran una tenencia precaria de 5 a 10 años, renovable, que debía otorgar la Dirección Provincial de Aeronáutica, autorización que se obtuvo por 10 años renovables con fecha 20 de abril de 1987 por disposición Nro. 21/87.
Con el objeto de asegurar en forma definitiva la utilización del predio, poder continuar con inversiones como hasta el presente, seguir solicitando subsidios en caso de necesidad, y salvaguardar todo lo existente hasta el día de hoy, es que se solicitó a la honorable Cámara de Diputados la donación del predio en cuestión.
Con fecha 25/03/1999 se obtuvo la cesión definitiva del predio de nueve hectáreas, por medio del decreto ley 11721 mediante la escritura Núm. 875.
Desde los comienzos del aeromodelismo en La Plata siempre sus adeptos fueron proclives a enseñar y fomentar la actividad a todo aquel que quisiera iniciarse y para ello se enseñaba a construir los modelos y las técnicas para volarlos.
Este mismo criterio se siguió sustentando desde la fundación del nuevo Club, mediante el asesoramiento y la enseñanza práctica del vuelo en el campo de los nuevos socios y la impartición de cursos en clubes y escuelas a niños y adolescentes.
Esta vocación docente del club, motivó que se tramitara ante la Fuerza Aérea el reconocimiento oficial como escuela de aeromodelismo que permitiría el otorgamiento de subsidios para fomento y con esta ayuda poder ampliar nuestra actividad docente reconocimiento que llegó en el año 1987 por resolución Nro. 080/87 de la Dirección de Fomento y Habilitación del Comando de Regiones Aéreas.
Asimismo por la gran cantidad de concursos y campeonatos Nacionales, Sudamericanos, Panamericanos y mundiales en que intervinieron socios de nuestro Club, en la especialidad planeadores radiocontrolados [F3B], ganando la mayoría de los Nacionales y teniendo muy buenas actuaciones en el resto, nuestro club a través de estos socios, ha incrementado su prestigio a nivel Nacional e incluso internacional, siendo en la actualidad el club más importante del País en la categoría mencionada anteriormente por su alta competitividad, excelente infraestructura y campo de vuelo y capacidad organizativa.
Cabe destacar también la participación de socios en las competencias interclubes y Nacionales en las categorías F5J [motoveleros eléctricos] , F3k ¨[Planeadores lanzados a mano] ,Vuelo circular en sus 3 especialidades [U-control], Minitérmicos, Estándar y 260 E
A continuación pasamos a describir de forma sintética algunas de las actividades desarrolladas por el Club Aeromodelista La Plata para fomento, difusión y competencias.
“El gobernador que huyó”
A nivel nacional, en las elecciones de abril de 1886, Miguel Juárez Celman había llegado a la presidencia de la Nación. Durante sus primeros años de gobierno había llevado a cabo una política económica liberal sin intervención del Estado. En medio de un contexto con alta inflación y una caída en los precios de las exportaciones, descendieron los ingresos fiscales basados en derechos aduaneros, provocando que los inversores se rehusaran a suscribir nuevas emisiones de bonos.
El país entró en una gran crisis, que se hizo insostenible a comienzos del año 1890, al generalizarse la desocupación y al hacerse imposible pagar la deuda externa. La crisis golpeó duramente a La Plata durante ese año. A la febril actividad de compra y venta de tierras que se sostenía desde la fundación de la ciudad, sobrevino la más desesperante calma. Súbitamente, en las avenidas, se observó un aumento de la mendicidad, hasta casi no permitir el paso de los transeúntes. Todo ello, combinado con la paralización total de las obras públicas y privadas, provocó que se llegara a pensar si no había sido un error la construcción de la Capital bonaerense.
Por otra parte, en las elecciones provinciales de 1887, había sido elegido para liderar la provincia Máximo Paz. Al asumir su cargo, finalizaron las aspiraciones políticas para los exgobernadores Dardo Rocha y Carlos D’Amico, como también para sus más allegados, que fueron víctimas de persecuciones políticas. El nuevo gobernador se empecinó en eliminar toda obra que recordara a sus predecesores, alegando que habían vaciado las arcas provinciales. También se removió de la administración emplea dos vinculados a la fundación, cómo Pedro Benoit, que cómo jefe del departamento de ingenieros, se vio obligado a pedir su jubilación en 1888.
Mientras la economía se derrumbaba y la corrupción aumentaba, en Buenos Aires se comenzó a gestar una conspiración contra el gobierno de Juárez Celman. El sábado 26 de julio de 1890 los conjurados consideraron que ya era momento de actuar, y con apoyo de civiles y algunas facciones del ejército, se levantaron en armas al mando del general Manuel J. Campos.
Desde que llegaron las primeras noticias del estallido revolucionario, en La Plata se interrumpió totalmente el comercio, cerrando sus puertas todos los locales. El 29 de julio, la ciudad amaneció agitada; aunque pareciera increíble, los vecinos podían oír a lo lejos los cañones que se disparaban en Buenos Aires a más de 50 kilómetros. Gracias a mediadores como Dardo Rocha, los revolucionarios firmaron ese mismo día la capitulación. La revolución estaba vencida pero el gobierno estaba muerto, y una semana más tarde de la rendición el presidente Juárez Celman presentó su renuncia. Habiendo aparecido nuevos actores en la vida política del país, el 30 de noviembre de 1890 se celebraron elecciones municipales.
El 8 de diciembre en el Palacio Municipal de calle 12 se celebró la primera sesión preparatoria del Concejo Deliberante, la cual aprobó las elecciones y nombró a sus autoridades provisorias. Según las costumbres de la época, no existían las vacaciones de verano. Los concejales se reunieron durante los tres meses estivales para preparar la primera ordenanza sobre presupuestos e impuestos municipales, que fue la base de todas las ordenanzas impositivas siguientes.
Durante los siguientes 24 meses, los concejales celebraron dos sesiones mensuales y comenzaron a atender las necesidades de la población, que hasta ese momento eran atendidas por una precaria comisión municipal. La crisis económica estuvo siempre presente en los debates. Hubo ausencia de proyectos oficiales de esparcimiento y cultura, con la excepción de los proyectos presentados por los empresarios teatrales, que solicitaron estar exentos del pago de impuestos.
Por el contrario, con el fin de recaudar dinero para las arcas, se vendieron tierras municipales y se presentaron proyectos extraordinarios para hacer rifas y bazares. En el año 1893, una nueva revolución interrumpió la labor legislativa. Al haber renunciado el presidente Juárez Celman, muchos creyeron que los males del pasado no se repetirían y que se estaba ante un cambio perdurable.
Sin embargo, el nuevo gobierno nacional prosiguió con algunas costumbres políticas del pasado; a esto se le sumó el desprestigio de los gobiernos de San Luis, Santa Fe y Buenos Aires. Esto provocó que sectores de la ciudadanía comenzaran a impacientarse, renaciendo el espíritu revolucionario.
Hacia fines de julio de 1893, los gobernadores de San Luis y Santa Fe, ya habían sido derrocados y los sediciosos habían ocupado las principales poblaciones de la provincia de Buenos Aires, solamente faltándoles llegar a la Capital bonaerense. En La Plata esta situación era vivida con ansiedad, extremándose la seguridad en plazas y calles. Familias enteras abandonaban sus casas, amedrentadas por las noticias de la prensa, peleándose por subir a los trenes con dirección a Buenos Aires.
El gobernador Julio A. Costa, que dirigía la provincia desde mayo de 1890, permanecía día y noche en la Casa de Gobierno, que se había convertido en un búnker. En sus techos se habían instalado dos poderosos largavistas procedentes del observatorio astronómico, para vigilar todo el noroeste de la ciudad, que era por donde se creía que avanzarían las fuerzas rebeldes.
La máxima autoridad política bonaerense se negaba a pedir ayuda a la Nación, ya que una intervención federal implicaría reorganizar los tres poderes provinciales, lo que sería el fin de su régimen; por este motivo se vio obligado a tomar medidas extraordinarias para defender la Capital.
Se decretó el Estado de Sitio paralizando el Concejo Deliberante platense; se intervinieron las oficinas telegráficas; las fuerzas de seguridad tomaron la Estación del Ferrocarril, el Palacio Municipal, el Hipódromo y distintos domicilios. Comisiones armadas sacaron a los empleados públicos de sus domicilios para que defendieran a la ciudad desde las barricadas que se habían improvisado.
Los primeros enfrentamientos armados entre los rebeldes y las fuerzas de seguridad de la ciudad se dieron en la localidad de Ringuelet, a tan solo dos kilómetros de La Plata. Desde Buenos Aires, el 5 de agosto, Dardo Rocha comenzó a impulsar la idea de que todos los exgobernadores de la provincia se reunieran con Julio A. Costa, para pedirle la renuncia y así evitar derramamiento de sangre en la ciudad. Sin embargo, no fue necesario, ya que, ante la presión de las batallas a escasos kilómetros, el 6 de agosto el gobernador decidió huir a Montevideo.
Tras la renuncia, se pactó el desarme de los revolucionarios, que ya se encontraban apostados en Tolosa. Levantándose el Estado de Sitio, el 14 de septiembre de 1893 vuelve a sesionar el Concejo Deliberante. Desde este momento y por los siguientes tres años, una serie de interventores federales administrarán la provincia de Buenos Aires y, a su vez, colocarán distintos interventores en la Municipalidad. No se realizaron nuevas elecciones municipales libres hasta 1896, cuando Alberto Ugalde, cuñado del ex gobernador D’Amico, fue electo intendente.
Gabriel Darrigran
“La Nevada de 1918”
“Grande fue la sorpresa de mi madre que no había visto nieve desde que dejó su pueblo natal en la Italia septentrional, en el año 1883- cuando al levantarse en la mañana del 24 de junio de 1918, se encontró con una nevada de unos 60 o 70 centímetros, que al abrir las puertas penetró en las habitaciones. Apenas había empezado el invierno; el día era frío, pero nadie imaginó que en esta ciudad tendríamos nieve en abundancia.
Por otra parte, no existía la radiofonía ni la televisión y ni siquiera había teléfono en la casa; de modo que las alternativas meteorológicas y los pronósticos, si los había, solamente se conocían por los diarios que se leían por la mañana. La noche anterior nos acostamos, pues, según costumbre, sin conocer ningún anuncio y dormimos como se duerme en las buenas noches de invierno, sin sentir ni observar nada anormal.
Mi madre nos despertó a todos para imponernos de la novedad, una vez que ella la hubo contemplado, recordando escenas de su infancia. El fenómeno era digno de verse. Poco después me encaminé hacia mi empleo. Había huelga de tranvías; tomar coche o auto de alquiler en el lugar en que vivíamos no era cosa fácil. Me puse un par de botas, me cubrí con una capa debiendo transitar por el medio de la calle, entre ambos rieles de las vías del tranvía, donde por la acción del viento reinante, la nieve no abundaba tanto como junto a las aceras.
Llegado a mi destino tuve la visita de mi amigo y maestro, en la afición fotográfica, don Alfredo Martín, quien me invitó a tomar algunas muestras del fenómeno producido, el que con toda seguridad no iba a repetirse. Logramos las fotografías que se acompañan y otras más que actualmente no poseo.
En la plaza San Martín los transeúntes se detenían a contemplar el espectáculo, que nunca habían tenido oportunidad de ver. En el Lago de la ciudad, poco concurrido en horas de la mañana, había escasos paseantes. Las personas que aparecían allí eran en su mayoría empleados en el cine de Cúcolo y de un restaurante que funcionaba en la isla.
Saqué otra foto en la que se ven en las inmediaciones del Museo, los empleados del mismo y estudiantes de Ciencias Naturales que concurrían a sus clases. Recuerdo las penurias de algunas alumnas de la Facultad que debían transitar por la avenida Iraola y tener que levantarse las faldas, algo largas en aquel entonces, al cruzar los montículos de nieve formados junto a las aceras. Estoy seguro que mis contemporáneos recordarán con placer la nevada a que hago referencia, la que hemos podido contemplar sin salir de la ciudad ni hacer largos viajes, la cual no se ha repetido en los 48 años transcurridos”.
Florentino Girardengo
Alfredo Martín es nieto del fotógrafo y me envió el recorte del diario que transcribo.
“Los Benoit”
Pierre Benoit
Pierre Benoît (Calais, Francia, 1794 – Buenos Aires, 1852) fue un marino, arquitecto e ingeniero francés nacionalizado argentino, exponente de la primera generación de arquitectos neoclásicos del Río de la Plata, y padre del ingeniero Pedro Benoit. Llegado al Río de la Plata en 1818, fue nombrado en 1823 por Bernardino Rivadavia arquitecto constructor de planos en el Departamento de Ingenieros Arquitectos. Colaborador de Próspero Catelin, se supone que fue coautor de algunas de las obras firmadas por este; se cree, sobre todo, que intervino en el diseño del pórtico de la Catedral de Buenos Aires. Con posterioridad a la disolución de dicha repartición, fue nombrado por el gobernador Manuel Dorrego director de dibujo del Departamento Topográfico. Después de la caída de Juan Manuel de Rosas, ocupó el cargo de arquitecto civil y fue miembro del Consejo de Obras Públicas. Como proyectos enteramente suyos se conocen un teatro diseñado pero no realizado para Montevideo (1834), el mausoleo para la familia de Rosas (aprox. 1838), y un pabellón efímero para la Plaza de Mayo. También la casa del general Pacheco en Buenos Aires (1847), uno de los pocos ejemplos documentados de las modificaciones tipológicas operadas en la primera parte del siglo XIX, tendientes a una especialización más precisa del espacio privado, en concordancia con la introducción de las primeras nociones de confort moderno. Falleció el 22 de agosto de 1852.
Pedro Benoit
Pedro Simón del Corazón de Jesús Benoit (nació 18 de febrero de 1836 en Buenos Aires; falleció 4 de abril de 1897 en Mar del Plata) fue un agrimensor, arquitecto, ingeniero y urbanista argentino. Es a su padre, Pierre Benoit -oriundo de Francia y emigrado por razones políticas en 1818 al Río de la Plata, donde desplegó una intensa actividad como arquitecto, ingeniero y topógrafo-, a quien le debe su formación profesional y su ingreso al Departamento Topográfico y a la sección de Geodesia del Departamento de Ingenieros en 1850, a la edad de catorce años. Desde estos organismos proyecta y construye varios puentes de campaña y otras obras de carácter militar, efectúa trabajos de agrimensura –contribuyendo a la confección del Plano de Buenos Aires-, así como también interviene en las defensas de esta ciudad contra las inundaciones. Durante 1858 lleva a cabo los estudios para la consolidación del Camino Blanco a la Ensenada; y en 1870, para instalar un tranvía entre Tolosa y Ensenada, actividades que le dan un amplio conocimiento de los terrenos que ocuparía luego la ciudad de La Plata. En 1860, se lo designa Director del Departamento de Topografía. En 1863 se le encarga la rectificación y la canalización del Riachuelo. Existe un mito que la inmensa mayoría de la gente desconoce, Pedro Benoit es quién diseñó la ciudad de La Plata.
Pedro Juan Benoit
“Pedro Juan Benoit nació en 1862, y desde muy joven mostró una fuerte inclinación por la construcción, particularmente por la arquitectura, aprovechó las técnicas en las que se había formado durante su juventud trabajando junto a su padre y continuó con el legado familiar al obtener el título de arquitecto en 1887. Al igual que su padre y su abuelo, realizó una prolífica carrera dentro de la administración pública, realizando múltiples obras entre las que se encuentran la iglesia de Necochea, Ensenada, Uribelarrea, Coronel Vidal y la capilla de San Ildefonso, entre otras. También supo interpretar las ideas de Dardo Rocha al construir un osado palacete inspirado en un chateau francés. Una residencia familiar de lujo bautizada “Villa Paula”, en honor a Paula Rocha, y que fue el refugio de la familia Rocha en las temporadas veraniegas compartidas en la ciudad de Mar del Plata. Se desempeñó destacadamente como arquitecto del banco Nación, proyectando las sucursales en distintas localidades de la provincia de Buenos Aires e interior del país. Asimismo, fue el autor del panteón de los Guerreros del Paraguay en el cementerio de la Recoleta, y formó parte de la distinguida sociedad científica Argentina. Pedro Juan Benoit muere repentinamente el 11 de mayo en 1919…”
(Extracto del libro “Pedro Benoit el prócer olvidado” del Dr. Alejandro Zuccarelli Benoit – Ediciones Paraclitus, 2019)
“El Palacio Servente”
Cuando a principios de julio de 2013 la Legislatura bonaerense declaraba al Palacio Servente, situado en 12 y 523, como “Bien Histórico Arquitectónico Incorporado Definitivamente al Patrimonio Cultural de la Provincia de Buenos Aires”, no se hacía más que reconocer oficial¬mente no sólo las cualidades arquitectónicas de una espléndida y enorme edificación se planteó, sino además, adoptar las previsiones necesarias para garantizar la preservación en el tiempo de tan magnífico inmueble, poseedor de una historia de significativa solidaridad. Resumiendo, las características y la historia del emblemático edificio. conocido durante décadas en nuestra ciudad como “Hogar Servente”, se debe señalar que se encuentra rodeado de un amplio parque y que su superficie cubierta es de 3.200 metros cuadrados.
El proyecto desarrollado por el arquitecto italiano Reynaldo Olívieri se encuadra en el llamado estilo neolombardo, una vertiente renacentista de fines del siglo XVI para las amplias residencias de acaudaladas familias de esa época en la más rica región de Italia.
Si bien su fisonomía exterior se mantiene intacta, en el interior se han introducido algunos cambios para adaptar un hogar de niños huérfanos a las necesidades funcionales del conservatorio Gilardi. No obstante, se mantiene en la planta baja el hermoso y muy amplio salón que originalmente fue utilizado como comedor y ámbito para festejos y representaciones artísticas. Actualmente ese espacio es el salón auditorio Carlos Guastavino con capacidad para unas doscientas personas.
En el salón y en otras áreas del edificio desarrollado en tres plantas, originalmente se destacaron importantes vitrales, algunos de cuales fueron traídos desde Italia.
Para haber sido concebido para un hogar de niños huérfanos, el inmueble, más allá de su belleza arquitectónica y de sus generosas dimensiones, en el interior no posee mayores lujos y ornamentaciones destacadas, pero hay que señalar al momento de haber sido planificado en la década de 1920 e inaugurado finalmente en 1934, se encontraba emplazado en la zona en la que en aquella época era la entrada norte de nuestra ciudad, en donde convergían los caminos General Belgrano y Centenario.
Para los visitantes se trataba de la primera edificación que se observaba al llegar a La Plata. Esa condición se prolongó durante varias décadas, hasta la construcción del distribuidor de tránsito Benoit, complejo vial que obstaculiza claramente el poder contemplar como antes al Palacio Servente.
Su Construcción
La “Sociedad Femmenile Italiana”, presidida por la señora María Luisa Servente Vda. de Servente, y con dineros que ella personalmente aportó, adquirió en 1922 el amplio predio de 12 y 523. Dos años después se tomó la decisión de construir allí un hogar para niños huérfanos para brindarles asilo, alimentación y educación. La obra se inauguró diez años después, en 1934. La atención de los niños estuvo a cargo de dos congregaciones monjas católicas: primero de “Hermanas del Divino Rostro de Santa Catalina de Siena” y posteriormente de las “Hermanas de Santa Dorotea”.
En julio de 1978 la entidad dono el hogar a la cartera provincial de Bienestar Social con el requisito de proseguir con la obra asistencial para la que fue creado y así se hizo hasta fines de 1999, cuando se determinó que el histórico edificio no reunía las condiciones requeridas por la Convención Internacional sobre los Derechos del Niño.
Luego de permanecer cerrado durante poco más de dos años, en mayo de 2002, el gobierno bonaerense declaró al Palacio Servente como “Patrimonio Cultural Provin¬cial” y lo destinó a convertirse en la nueva sede del histórico conservatorio Gilardo Gilardi, disponiendo la necesaria adecuación edilicia del interior sin afectar, como se dijo, el aspecto exterior del edificio.
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